11 de octubre de 2012

Crítica: El pianista



Título Original: The Pianist (Le Pianiste)
Año: 2002
Duración: 148 Min.
País: Reino Unido
Director: Roman Polanski
Guión: Ronald Harwood (Libro: Wladyslaw Szpilman)
Música: Wojciech Kilar
Fotografía: Pawel Edelman
Reparto: Adrien Brody, Thomas Kretschmann, Maureen Lipman, Ed Stoppard, Emilia Fox, Frank Finlay, Julia Rayner, Jessica Kate Meyer
Productora: Coproducción Gb-Francia-Polonia-Alemania; R.P. Productions / Heritage Films / Studio Babelsberg / Runteam Ltd.



Una película excelentemente compuesta, con especial hincapié en la sublevada sociedad judía en Varsovia. La película cuanta el trascurso de una familia asentada, de buena posición social, y como desciende irremediablemente al descenso del gueto por imposición de la voluntad del Nacionalsocialismo. Intensa, lenta, angustiosa y con la elegancia que un tema tan peliagudo puede llegar a dar.

Sobrecogedora historia de la conquista nazi de Polonia. Junto al protagonista (Adrien Brody) nos introducimos dentro y fuera de las murallas del gueto judío pudiendo presenciar los diferentes puntos de vista de este contexto histórico. Obviamente existe predilección, simpatía por los oprimidos religiosos. Roman Polanski, en esta adaptación de la novela de Wladyslaw Szpilman, expone un nuevo punto de vista poco acudido en el cine, el alemán cristiano no simpatizante con la idea de inferioridad del judío. En contra de la ansiada raza aria.

Impresiona como nos adentramos en estas murallas como los propios judíos, viendo los terribles asesinatos en una terrorífica primera persona. También entristece ver como se humillaba el pueblo por culpa de los soldados alemanes o por su propia voluntad para poder  llevarse algo a la boca. A pesar de ello, al película mantiene una línea de intensidad estable, sin excesivos golpes de efecto. 

A fin de cuentas podemos palpar una película histórica con gran fidelidad a la realidad, eso sí, el subjetivismo está ahí quiera o no lo quiera. También se narra el sentimiento nacional demócrata de los alemanes, su fidelidad al fürher y su objetivo "Algunos quieren ser más nazis que Hitler".

Los nocturnos de Chopin interpretados a piano le otorgan una acertada lentitud a la historia, angustia. Además de deleitarnos con buenas composiciones musicales nos ofrece una fuerte aura de oscuridad para un apartado de la historia negra del mundo que siempre se quiere olvidar (aunque es un material ideal para el cine).


Mira, mamá, si voy a morir, prefiero morir en casa.

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