30 de noviembre de 2012

Id a ver a mamá



CRÍTICA: À perdre la raison


TÍTULO ORIGINAL: À perdre la raison (Our Children)
AÑO: 2012
DURACIÓN: 110 min.
PAÍS: Bélgica
DIRECTOR: Joachim Lafosse
GUIÓN: Thomas Bidegain, Joachim Lafosse, Matthieu Reynaert
MÚSICA: Adriano Giardina
FOTOGRAFÍA: Jean-François Hensgens
REPARTO: Tahar Rahim, Niels Arestrup, Émilie Dequenne, Stéphane Bissot, Mounia Raoui, Redouane Behache, Baya Belal, Nathalie Boutefeu, Yannick Renier
PRODUCTORA: Coproducción Bélgica-Luxemburgo-Francia-Suiza; Versus Production / Samsa Film / MK2 Productions
PREMIOS:
            2012: Festival de Cannes: Sección "Un Certain Regard": Mejor actriz (Émilie Dequenne)

La historia transcurre años después de que un generoso médico adoptara a un niño marroquí para educarlo dentro la cultura occidental. En la juventud, este chico se enamora y pide a la agraciada fundar una familia. Una familia que se formará dentro de las propiedades del médico quien los acoge con los brazos abiertos y sin ninguna queja, pero que será suficiente para atarlos a unas metafóricas cuatro paredes el resto de su vida. Cuando empiezan a aparecer uno a uno los retoños, la pareja empieza a distanciarse y dejar de lado esa relación tan entrañable, dulce que le impulsó a su nueva vida. La mujer, bella y risueña, empezará a olvidar la vida como un mundo alegre y afectar seriamente a su salud mental.

El director de este largo, Joachim Lafosse, nos adentra en una lenta historia familiar. Una trama que cuenta un periodo de tiempo que ronda en los cinco años. A pesar del largo tiempo abarcado se vuelve muy lenta y con poco enganche. Escenas que resultan insignificantes y otras que piden a gritos acabar y que recurriendo en exceso a los gritos para impresionar. Lo cierto es que tanta escena resultan necesarias pero peligran perder a un espectador aburrido.
fotograma de À perdre la raison con Émilie Dequenne
No tiene mucho donde coger esta película, solo la salvan un par de escenas potentes. Pero su mejor guardián es su actriz protagonista, Émilie Dequenne, que borda un papel de madre cohibida y frustrada. Consigue moldear escenas que, a pesar del cansancio que suponen al espectador, provocan fuertes emociones: simpatía, pena... 

La película dura aproximadamente dos horas, pero en declive hasta las últimas escenas. Es este el momento cuando empieza la verdadera acción de la historia, lo verdaderamente serio. El guantazo de Mounir (Tahur Rahim) es el momento clave en que la película da de golpe un subidón dejándola en lo más alto. Eso sí, no se puede decir que sea una maravilla en su totalidad. Al estudiarla es un su totalidad la cinta se convierte en algo mediocre.

El final es bastante duro, mucho le tienen que envidiar el género de terror y suspense. Se puede decir que lo bueno de la película es el final, pero sin menospreciarla. Consigue que, sin ver nada, el espectador clave las uñas en el asiento. Consigue involucrarlo en una fatídica consecuencia. 

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