6 de mayo de 2013

Perdido de la mano de Dios



CRÍTICA: Somewhere


Título original: Somewhere
Año: 2010
Duración: 98 min.
País: Estados Unidos
Director: Sofia Coppola
Guión: Sofia Coppola
Música: Phoenix
Fotografía: Harris Savides
Reparto: Stephen Dorff, Elle Fanning, Chris Pontius, Michelle Monaghan, Kristina Shannon, Karissa Shannon, Alden Ehrenreich, Lala Sloatman
Productora: Focus Features / Pathé / Medusa Film / Tohokushinsha / American Zoetrope


Somewhere narra la vida de un ficticio actor, Jony Marco, encarnado por Stephen Dorff, más conocido por su papel en Blade. Un personaje cargado de todos los tópicos de la farándula. Vive de los lujos y los excesos que su posición le permite. Lejano de lo que pueda parecer, Jony Marco es un hombre de familia divorciado que cuida de su hija Cleo los fines de semana. El papel de esta niña correrá a cargo de la jovencísima Ellen Fanning, quién apareció también en las más popular Super 8. Un día, sin explicación, la madre desaparecerá dejando a la pequeña a su cargo y jugando un papel importante en el redescubrimiento del actor.


La película expone un argumento sencillo y con intenciones moralizadoras. Todo esto bajo un recargado lenguaje audiovisual excesivamente correcto. Una película moderadamente tranquila, fiestas silenciosas, stripers a un ritmo pausado… el escaso uso de música accesoria consigue dar un ambiente relajado. Es una película con una trama muy recurrente pero jamás contada con tanto sosiego y tranquilidad. Sin ajetreos ni excesos agobiantes.
La directora de Somewhere, Sofia Coppola, pretende elaborar una película inteligente y el excesivo seguimiento de las normas lo convierten en un producto irremediablemente fuera del alcance de un amplio público. Este seguimiento milimétrico de normas lo convierte a Somewhere en un objeto rígido e inmutable. Lo que resulta molesto es la aparición fugaz e innecesario de estrellas del cine de forma esporádica y sin ninguna función mas que la de ocupar espacio.

Con una sencillez abusiva que convierte a la película Somewhere en una sucesión de fotogramas destinadas a quedarse en el olvido. Pocas escenas consiguen quedarse en la mente del espectador. Un final que tampoco se aleja de este lenguaje milimetrado.

Si hubiese que recalcar un aspecto en concreto sería la brillantez de la pequeña Ellen Fanning que además de encandilar con su sonrisa nos demuestra un inmenso talento ante las cámaras. Con un personaje bastante simplón consigue un personaje más que convincente

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