CRÍTICA: Little glory

TÍTULO ORIGINAL: Little Glory

AÑO: 2012

DURACIÓN: 109 min.

PAÍS: Bélgica

DIRECTOR: Vincent Lannoo

GUIÓN: John Engel, François Verjans

MÚSICA: Michelino Bisceglia, Stefan Liberski

FOTOGRAFÍA: Vincent van Gelder

REPARTO: Cameron Bright, Isabella Blake-Thomas, Hannah Murray, Astrid Whetnall, Martin Swabey

PRODUCTORA: Left Field Ventures / uFilm / Steel Fish Pictures

Una historia de superación de los bajos barrios. Una familia que perdió el afecto de su madre hace tiempo le procede la muerte del padre. Shawn, un joven de 19 años al que parece importarle poco todo lo ajeno a él, se queda solo con su hermana de nueve. El problema que suscita esta película es la custodia de la hermana. La historia trata con poca maestría y esporádicas muestras de pobre ingenio y originalidad. Aun así, el director sabe como tocar la fibra sensible, pero con tópicos que parecen asemejarse al cine americano. 

Parece asemejarse a una historia americana, 8 millas, pero sin el aliciente de un rapero que busca el exito pero conservando la sobreprotección hacia su familia. Vivir en una sociedad de continuos peligros de los barrios bajos. Acompañado de una música juvenil y poco llamativa, pero que consigue ofrecer un buen ambiente a la historia.

Una historia que fácilmente podría infiltrarse en las sesiones vespertinas de cine de la tele. Con poco encanto e imaginación en una historia que ya ha sido exprimida por muchos autores y que no ha sabido sacar nada nuevo.