CRÍTICA: Fireball
CRÍTICA: Fireball
AÑO: 2009
DURACIÓN: 94
min.
PAÍS: Tailandia
DIRECTOR: Thanakorn
Pongsuwan
GUIÓN: Thanakorn
Pongsuwan, Kiat Sansanandana, Taweewat Wantha, Adirek Wattaleela
MÚSICA: Giant
Wave
FOTOGRAFÍA: Teerawat
Rujintham, Wardhana Vunchuplou, Suntipong Waiwong
REPARTO: Preeti
Barameeanat, Khanutra Chuchuaysuwan, Kumpanat Oungsoongnern, Phutharit Prombandal,
9 Million Sam, Arucha Tosawat
PRODUCTORA: Adamas
World / Golden Network Asia.
WEB
OFICIAL: http://www.fireballthemovie.com/th/home.php
Lo que podía haber sido una buena película “palomitera” de aventuras y
deportes que combinase la excitación de un partido de baloncesto con la
espectacularidad de las artes marciales acaba por ser una aburrida sucesión de
patadas y puñetazos. La ventaja de la cinemática aprovechada en lo visual pero
recargada.
La película comienza con Tai saliendo de la cárcel y descubriendo que su
hermano Tan está en coma por
culpa de un contrincante contra el que jugó al Fireball. A este ex presidiario
no se le ocurre mejor manera de vengarse que juntar a un equipo y participar en
este peligroso torneo. Un equipo repleto de caras jóvenes, de cuerpos
atléticos, peleones y, sobretodo, pobres. Cada uno con sus problemas se unen
para conseguir el jugoso premio en metálico de este torneo barriobajero. Una competición callejera que pondrá al
límite a sus participantes y también al espectador. Un partido de
baloncesto donde las únicas reglas son: no hay reglas y el primero en meter
canasta, se clasifica.
Un continuo reparto de hostias acompañado sutilmente por un balón |
La idea no pedía construir un gran argumento, la película promete deportes
y una buena tanda de tortas que cumple. Lo que si le hace falta es, al menos, un intercambio de palabras e insultos que no
diese vergüenza oír. Es mejor olvidar el trasfondo dramático y familiar
con el que intenta dar sentido a tantas hostias. Poca maldad por parte de los
guionistas y un exceso de cadáveres por parte del director, aunque estemos
hablando de la misma persona. Resulta increíble que siendo la cuarta película
de este director (Thanakorn Pongsuwan)
siga sin mostrar grandes dotes para la dirección aunque no le faltan aptitudes
para plantear una película puramente comercial. Como director deja mucho
que desear. Un claro ejemplo de cómo dejar corretear a su reparto y pasar a recogerlos
cuando se termina de grabar. No se puede ver muchas ganas metidas en el proyecto.
Patadas, volteretas y gotas de sangre hacen difícil no soltar un largo bostezo.
Es innegable que cada partido, independiente una de otra, resulte ser una increíble
batalla.
Un reparto novel adecuado para repartir tortas pero desastroso para demostrar cualquier dote
interpretativa. Especialistas del país en artes marciales contratados para repartir
leña. Una oportunidad que se les presenta para lucir sus habilidades. La única
alegría que podría darnos esta película desaparece por culpa de una cámara que
abusa de planos muy cerrados y un montaje que no deja disfrutar del siguiente
gancho. Eso sí, una fotografía que puede dejar boquiabiertos y unos escenarios
o pistas de baloncesto que resultan frenéticos y excitantes.
Aun así, os invitamos a ver el trailer y a que os entre el gusanillo de ver mates acompañado de patadas voladoras.
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