Llegas al campo, cansado, te pones a pasear y te encuentras con unas hermosas
rosas criadas junto a una casa. Son hermosas y de un color profundo, un rojo
penetrante. Tan bello e hipnótico… Vas a
olerla y sujetas su tallo como si fueses a bailar con tu chica. Te acercar y tu
dedo corazón recibe una punzada. Brincas y te alejas de su belleza. Tu dedo
comienza a sangrar, nada importante, lo grave aparece cuando este comienza a
rebelarse del resto de los pigmentos de tu piel. Te equivocaste al confiar en
su belleza.
Si aun no la habéis visto o no habéis oido hablar de esta película, que lo dudo, puede
que el título os eche para atrás. Quizá su carátula os evoque una argumento romanticón.
¡Para nada! Os equivocáis. American Beauty el preciosa como el ombligo de su
carátula. Hay amor, si, en eso no os habéis equivocado, pero no del ñoño. Amor
sincero, secretos e imposibles.
American Beauty narra la vida de
un hombre destrozado, aburrido, amargado… de su vida, familia, de su vida
perfectamente medida. No se centra únicamente en él, el resto de actores también son sometidos a una maestra elaboración de personajes. Evolucionando con elegancia y fuerza. Muy adecuado para el drama que se trata. Todos ellos presentan un mismo problema, una apariencia que odian. Cada uno con su
presentación, nudo y su final, ¡y menudo final!