Llegas al campo, cansado, te pones a pasear y te encuentras con unas hermosas
rosas criadas junto a una casa. Son hermosas y de un color profundo, un rojo
penetrante. Tan bello e hipnótico… Vas a
olerla y sujetas su tallo como si fueses a bailar con tu chica. Te acercar y tu
dedo corazón recibe una punzada. Brincas y te alejas de su belleza. Tu dedo
comienza a sangrar, nada importante, lo grave aparece cuando este comienza a
rebelarse del resto de los pigmentos de tu piel. Te equivocaste al confiar en
su belleza.
Si aun no la habéis visto o no habéis oido hablar de esta película, que lo dudo, puede
que el título os eche para atrás. Quizá su carátula os evoque una argumento romanticón.
¡Para nada! Os equivocáis. American Beauty el preciosa como el ombligo de su
carátula. Hay amor, si, en eso no os habéis equivocado, pero no del ñoño. Amor
sincero, secretos e imposibles.
American Beauty narra la vida de
un hombre destrozado, aburrido, amargado… de su vida, familia, de su vida
perfectamente medida. No se centra únicamente en él, el resto de actores también son sometidos a una maestra elaboración de personajes. Evolucionando con elegancia y fuerza. Muy adecuado para el drama que se trata. Todos ellos presentan un mismo problema, una apariencia que odian. Cada uno con su
presentación, nudo y su final, ¡y menudo final!
Una sátira al "fabuloso" sueño
americano. "Para ser feliz hay que tener
esto y ser esto para poder ser lo otro para los demás". Allan Ball (guionista) se luce con un argumento
impresionante en torno a la belleza, al aspecto y las falsas apariencias que tendemos a
mostrar. El falso yo que más gusta al
mundo, el impedimento de ser uno mismo ante el qué dirán. Se puede ver que la "rebeldía" de estas reglas
no la aceptan los demás personajes. El final llega con tanta energía que os dejará boquiabiertos.
Foto de serueda.wordpress.com |
En ella podemos ver un genial simbolismo, las rosas artíficiales, como la representación de la perfección en la belleza. Un espacio reservado a esta planta de gran importancia. Encajadas en escena con sutileza y otras con descaro. Un excelente trabajo en las escenas oníricas. Un fuerte contraste fotográfico combinada en la trama. De hecho posee una de las escenas más parodiadas en
series de TV y alguna que otra película.
Y no nos olvidemos de su banda sonora. Thomas Newman nos impresiona con un sencillo trabajo de notas repetitivas pero que le otorga un aura mágica a todo lo que acompaña.
Un trabajo en el que cada pieza encaja haciendo funcionar una película de principio a fin. Disfrutar. La película consigue hacer disfrutar sin olvidar trasmitir un mensaje peliagudo con gran maestría y belleza. El resultado: conseguir cambiar la forma de ver el mundo y a las personas aunque sean un insensible.
Un trabajo en el que cada pieza encaja haciendo funcionar una película de principio a fin. Disfrutar. La película consigue hacer disfrutar sin olvidar trasmitir un mensaje peliagudo con gran maestría y belleza. El resultado: conseguir cambiar la forma de ver el mundo y a las personas aunque sean un insensible.
"Aquí me tienen, cascándomela en la ducha... Para mí, el mejor momento del día. A partir de aquí, todo va a peor."
"Sólo soy una persona normal, sin nada que perder".
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