CRÍTICA: 3 veces 20 años
TÍTULO
ORIGINAL: 3 Fois 20 ans (Late Bloomers)
AÑO: 2011
DURACIÓN: 88 min.
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Julie Gavras
GUIÓN: Olivier Dazat, Julie Gavras
MÚSICA: Sodi Marciszewer
FOTOGRAFÍA: Nathalie Durand
REPARTO: William Hurt, Isabella Rossellini, Doreen
Mantle, Kate Ashfield, Aidan McArdle, Arta Dobroshi, Luke Treadaway, Leslie
Phillips, Hugo Speer, Joanna Lumley
PRODUCTORA: Les Films du Worso / The Bureau /
BE-FILMS / uFilm
PREMIOS:
2011: Festival de Sevilla: Premio Jurado Campus
Estamos ante lo que podriamos considerar como una
película que enmarcar en el género de terror. Siendo más concreto, (y dejando de lado el chiste) en las películas de temores. Tres veces 20 años narra uno de los temores de la juventud en el
cuerpo de dos sexagenarios. La vejez. Un retrato en tono humorístico y desenfadado.
Una parodia con encanto del declive del cuerpo humano al paso de los años.
Julie Gavras viste su trabajo bajo el
manto de la comedia con el que hacer un tema tan incómodo algo sencillo de
digerir. En ocasiones consigue su propósito y sacar una sonrisa pero no estamos
precisamente ante una gran película. Aburrida en ciertas ocasiones hace pensar
si es buena idea seguir con el visionado. Muy moderado en el uso del humor
negro y sin arriesgarse ante comentarios que puedan hacer daño. Parece que el
temor del “qué dirán” hace que este trabajo, con un tema tan poco labrado en el
cine, quede en el olvido sin destacar. Un film destinado a ser parte del alzhéimer
cinematográfico.
Unas
interpretaciones que no sobresalen aunque tampoco dejan mal sabor de boca.
Ninguno tiene un papel que no haya sabido controlar. Con sencillez consiguen
que el mensaje, el concepto, llegue, aunque con lentitud, pero hasta el fondo del verdadero
asunto.
Un final, como
el resto de la película, sencillo y lento. Con un dulce regusto optimista en
yuxtaposición a la muerte. El final de tantos temores a hacerse mayor se hacen
latentes en un par de minutos. Un rayo de esperanza a aquel sector del público
que pueda estar más desanimado con lo que han oído y lo frio que le pueda dejar
oír un tema tan incomodo como pensar que algún día, el joven que fue,
necesitará ayuda para sentarse y levantarse de una silla.
Puede que no te hayas dado cuenta, pero te has agarrado a la barra de seguridad
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