21 de diciembre de 2012

Mi dinero, mis normas



CRÍTICA: El capital

Entre el fin del mundo maya y la crisis económica el cine nos tiene aburridos con estos temas tan ocurrentes. El capital no es una película que se separe de estos tópicos argumentos. Cierto recelo a usar el humor en esta película.
 
TÍTULO ORIGINAL: Le capital
AÑO: 2012
DURACIÓN: 114 min.
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Constantin Costa-Gavras
GUIÓN: Constantin Costa-Gavras, Karim Boukercha, Jean-Claude Grumberg (Novela: Stéphane Osmont)
FOTOGRAFÍA: Eric Gautier
REPARTO: Gad Elmaleh, Gabriel Byrne, Liya Kebede, Jordana DePaula, Céline Sallette, Hippolyte Girardot, Natacha Régnier, Paul Barrett, Bernard Le Coq, Eric Naggar
PRODUCTORA: The Bureau / Centre National de la Cinématographie (CNC) / Cofinova 8 / K.G. Productions




De Francia a Nueva York, de Nueva York a Miami, de Miamia a Nueva York, de Nueva York a Francia... Así son los negocios. Una película más que se alimenta de la crisis económica para invadir las salas de cine. No muy atrevida y con poca maldad. Siendo los banqueros unos “hijos de puta”. Un calificativo muy usado para destacar en la película y que el público más tonto salga contento de la sala con algo que, probablemente ya sepa. Poca descripción de por qué son así de ahí su falta de riesgo.

Por lo general no se centra en la crisis como tal si no en reflejar el panorama bancario y en decir que malos que son los banqueros sin mucha más gracia. Con especial incisión en lo deshonroso del banquero enchaquetado. Un elemento llamativo de la película es su atención a aquellos comunistas “acostumbrados al lujo”, quizá el personaje más elaborado y con más energía de la película. Una visión muy llamativa y que se debería  haber explotado más, al menos para no tener al banquero como único individuo al que deshonrar.
Fotograma de la película El capital con Gad Elmaleh y Natacha Régnier
Con cierta ocurrencia para describir a los personajes secundarios entre ellos los ciudadanos, funcionando como elementos descriptivos de la realidad. Con cierto tono crítico, humor e inteligencia. No tan ágiles para los personajes centrales que se torna en un “yo soy así” que deja impresionado lo mal que lo hacen. 

Un buen final, que no perfecto, para demostrar la mafia del dinero. El problema es que se excede de absurdo y lo que empezó como un daño colateral acaba perdiendo su agresividad. 

Una dirección bastante sobria, personajes muy planos y que no dan mucho juego para que los actores se luzcan. No será la película más adecuada para asociarla a la crisis económica.

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