CRÍTICA: El capital
Entre el fin del mundo maya y la crisis económica el cine
nos tiene aburridos con estos temas tan ocurrentes. El capital no es una
película que se separe de estos tópicos argumentos. Cierto recelo a usar el
humor en esta película.
AÑO: 2012
DURACIÓN: 114 min.
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Constantin Costa-Gavras
GUIÓN: Constantin Costa-Gavras, Karim
Boukercha, Jean-Claude Grumberg (Novela: Stéphane Osmont)
FOTOGRAFÍA: Eric Gautier
REPARTO: Gad Elmaleh, Gabriel Byrne, Liya
Kebede, Jordana DePaula, Céline Sallette, Hippolyte Girardot, Natacha Régnier, Paul
Barrett, Bernard Le Coq, Eric Naggar
PRODUCTORA: The Bureau / Centre National de la
Cinématographie (CNC) / Cofinova 8 / K.G. Productions
De Francia a Nueva York, de Nueva York a Miami, de Miamia a Nueva York, de Nueva York a Francia... Así son los negocios. Una película más que se alimenta de la crisis económica para
invadir las salas de cine. No muy atrevida y con poca maldad. Siendo los
banqueros unos “hijos de puta”. Un calificativo muy usado para destacar en la
película y que el público más tonto salga contento de la sala con algo que, probablemente ya sepa. Poca descripción
de por qué son así de ahí su falta de riesgo.
Por lo general no se centra en la crisis como tal si no en
reflejar el panorama bancario y en decir que malos que son los banqueros sin
mucha más gracia. Con especial incisión en lo deshonroso del banquero
enchaquetado. Un elemento llamativo de la película es su atención a aquellos comunistas “acostumbrados al
lujo”, quizá el personaje más elaborado y con más energía de la película. Una visión muy llamativa y que se debería haber explotado más, al menos para no tener al banquero como único individuo al que deshonrar.
Con cierta ocurrencia para describir a los personajes
secundarios entre ellos los ciudadanos, funcionando como elementos descriptivos
de la realidad. Con cierto tono crítico, humor e inteligencia. No tan ágiles para
los personajes centrales que se torna en un “yo soy así” que deja impresionado
lo mal que lo hacen.
Un buen final, que no perfecto, para demostrar la mafia del dinero. El problema es que se excede de absurdo y lo que empezó como un daño colateral acaba perdiendo su agresividad.
Una dirección bastante sobria, personajes muy planos y
que no dan mucho juego para que los actores se luzcan. No será la película más
adecuada para asociarla a la crisis económica.
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